jueves, 20 de septiembre de 2012

¿Qué pasaría en la Eurozona si hiciéramos caso a Paul Krugman?

El Premio Nobel de Economía 2008 y profesor de la Universidad de Princeton, Paul Krugman, ha mantenido siempre que la zona euro necesita una política monetaria 'ultraexpansiva' para salir de la recesión y volver a ver tasas de crecimiento considerables. Para Krugman, el BCE tiene que darle a la máquina de imprimir billetes para que se produzca un incremento de la base monetaria (dinero en efectivo y reservas de los bancos), y este incremento a su vez se traslade a la oferta monetaria (dinero en efectivo y depósitos bancarios) que es la que genera todo el dinero de la economía y donde se pone en marcha el multiplicador monetario. Estos billetes nuevos también servirían para monetizar la deuda pública de los países en problemas. Este mecanismo, como reconoce el propio Krugman, implicaría crecimientos importantes de la tasa de inflación, lo cual para él no es un problema sino una solución para que se reduzca el peso real de la deuda en los países periféricos.

Krugman cree que algunos Estados excedentarios (superávit por cuenta corriente) deben poner en marcha planes de estímulo fiscal para que se incremente su demanda interna y empiecen a importar bienes y servicios de los Estados periféricos. Este proyecto implicaría altas tasas de inflación en los países que aplicases este estímulo fiscal, Alemania y Holanda serían los principales protagonistas de estos planes, ya que su superávit por cuenta corriente son de los más abultados de la zona euro. Germanos y holandeses (además de otros) verían crecer su tasa inflación por encima de la media de la zona euro, así se corregirían los desequilibrios en términos de competitividad. Esta es la teoría de Krugman, lo que debe hacer la zona euro si quiere solucionar sus problemas.

Hasta el momento, lo que ha hecho el BCE, grandes inyecciones de liquidez a parte, es dar luz verde a la compra de bonos soberanos de los Estados que tienen más problemas. Pero a diferencia de los Quantitaive Easing de la FED, el BCE ha señalado que drenará liquidez mediante la esterilización de la deuda, para evitar grandes repuntes de la inflación. Esto se logra del siguiente modo, el BCE no utilizará dinero nuevo para la compra de bonos españoles e italianos, sino que venderá activos de su balance (bonos alemanes, austriacos, etc.) para comprar los bonos periféricos sin incrementar el dinero en circulación. Esto muy complicado, sobre todo porque los activos de calidad en el balance del BCE no son ilimitados.

¿Qué pasaría si hiciésemos caso a Krugman?

La FED de Estados Unidos sí está imprimiendo dinero para hacer sus compras y sí está aumentando la cantidad de dólares. Pero la diferencia respecto a la zona euro es que Estados Unidos sí puede imprimir billetes sin soportar una inflación insostenible por una razón principalmente, el dólar es la moneda reserva por antonomasia, alrededor del 75% de las transacciones comerciales en el mundo se hacen con el dólar. Todo el mundo demanda dólares, la FED puede imprimir billetes porque estos van a ser demandados por todo el mundo, exportando inflación al exterior. Mientras que si el BCE hiciese lo mismo gran parte de los euros se quedarían circulando por Europa encareciendo los bienes y servicios europeos (más dinero sin más producción es una subida de precios a la fuerza). Como señala el economista Daniel Lacalle en su blog, que la FED siga imprimiendo billetes va a generar una subida de precios a nivel mundial sobre las materias primas, esto al final repercutirá sobre todos los bienes y servicios.

Si en la zona euro nos tomamos al pie de la letra lo que dice Krugman, la inflación que tendríamos que soportar a medio plazo lastraría la competitividad de nuestros bienes y servicios. Imprimir billetes supone en un principio una caída del tipo de cambio nominal que podría ayudar a la Eurozona a exportar más durante un breve periodo, pero a medio plazo este efecto se diluye mientras que la inflación permanece haciendo más complicada la exportación fuera de la zona euro. Muchos pensaréis que no es demasiado relevante esto porque el 60% del comercio total de la Eurozona es interno (es decir, la mayor parte de las transacciones comerciales de los países euro se producen entre ellos mismos) por lo que la inflación no es determinante si crece de forma equilibrada en todos los miembros, y además el riesgo de tipo de cambio no existe (todos usamos la misma moneda). Eso es cierto, pero ¿qué pasa con el 40% restante las transacciones que se produce con países de fuera de la Eurozona?

Elaboración propia con datos de Eurostat
Como se puede observar en el gráfico las exportaciones a los países emergentes ocupan cada vez una porción mayor de la tarta, sobre todo China. Estos países emergentes son el presente y el futuro, su producción seguirá creciendo y cada vez necesitarán importan más de las economía desarrolladas. Si hacemos caso a Krugman: imprimimos billetes, sube la inflación en la zona euro y, por ende, nuestros productos serán más caros para los países de fuera de la Eurozona, los bienes y servicios de la zona euro serían menos competitivos. Los chinos, indios (natural de la India), latinoamericanos, etc. les parecerían muy caros nuestros productos. ¿Quién sale beneficiado? Estados Unidos sin duda sería el sustituto perfecto de la Eurozona. Los chinos en lugar de comprarse un BMW se comprarían un Ford, que sería más competitivo en relación calidad-precio, China Airlines compraría aviones Boeing en lugar de aviones de Airbus (marca europea), etc.

Ante la caída de las exportaciones en toda la Eurozona la empresas se verían obligadas a realizar ajustes, el desempleo crecería, etc. La principal perjudicada sería Alemania (gran exportadora), si los germanos dejan de vender coches, electrodomésticos y demás productos fuera de la zona euro, la locomotora europea se vería obligada a importar menos ante una caída de su demanda interna, producto del descenso de su actividad exportadora. El resto de Europa sufriría las consecuencias del descenso de las importaciones alemanas.

Paul Krugman tiene ideas que pueden llegar a funcionar en Estados Unidos con dudoso resultado a largo plazo. Pero lo que está claro es que su teoría no se puede extrapolar a la zona euro, porque las diferencia entre la unión monetaria perfecta de de EEUU y la unión monetaria imperfecta (por ahora) de Europa son abismales.



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